Padre Nuestro
La oración del cristiano
INTRODUCCIÓN
En este breve análisis, veremos algunas orientaciones y el modelo de oración que Cristo dio a sus discípulos para orar al Padre. Esta oración es conocida popularmente como "La oración del Padre Nuestro". Posee parámetros que debemos seguir al momento de orar, dirigirnos al Padre como un prefijo de un número de teléfono fijo para que sea escuchada nuesta oración. Esta oración engloba la glorificación del nombre del Señor, que es el propósito de la vida del cristiano: "¿Cuál es el fin principal del hombre? R). El fin principal del hombre es el de glorificar a Dios y gozar de Él para siempre. Sal. 86:9; Es. 60:21;..." (Catecismo menor de Westminster, pregunta 1).
A) PETICIONES RELACIONADAS CON DIOS
Nuestras oraciones deben ser de carácter teocéntrico (Dios en el centro) y deben comenzar con los hijos de Dios dando gloria a su nombre, reconociendo su soberanía y señorío sobre todo lo que existe. Siempre que buscamos a Dios, debemos considerar nuestro papel en su reino y, así, entender que el suministro de nuestras necesidades, ya sean físicas o espirituales, es consecuencia del hecho de ser sus hijos y formar parte de su reino.
AI) PADRE NUESTRO QUE ESTÁS EN LOS CIELOS
No todos pueden dirigirse a Dios como Padre. De acuerdo con las Escrituras, existen criterios para que alguien sea considerado hijo:
Juan 1:12 "Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios".
Romanos 8:14-17 "Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, estos son hijos de Dios. 15 Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! 16 El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios. 17 Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con Él, para que juntamente con Él seamos glorificados."
Gálatas 4:6 "Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre!"
Con este criterio, esta oración enseñada por Jesús solo puede ser debidamente discernida por genuinos hijos de Dios; De lo contrario, solo es una mera repetición de palabras. Aquellos que son hechos hijos por Dios, al dirigirse a su Padre de esta forma, entienden que se dirigirán a un Padre amoroso. Aun siendo digno de alabanzas, adoración y temor, Él está al alcance de los hijos que ha adoptado, permitiendo que estos hijos adoptivos se acerquen a Él con una fe verdadera y libertad. Asimismo, nuestra oración requiere reverencia al Señor, ya que, aunque sabemos que Dios es nuestro Padre, también es un Dios santo.
A.II) SANTIFICADO MAR TU NOMBRE
Dios es santo:
Levítico 5:45 "Porque yo soy Jehová, que os hago subir de la tierra de Egipto para ser vuestro Dios: seréis, pues, santos, porque yo soy santo."
Isaías 6:3 "Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria".
1 Pedro 1:16 "Porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo".
La santidad inherente de Dios lo diferencia de toda su creación. Al dirigirnos a Él con estas palabras, nos hace ir más allá de palabras religiosas, ya que nos enfrentamos a una grandeza de su parte que nos somete ante su majestad. Santificar su nombre significa tener reverencia, honrarlo, glorificarlo y exaltarlo. Para que esto suceda, debemos tener un conocimiento de Dios que va más allá de nuestro intelecto, ya que envuelve humildad de espíritu, gratitud de corazón y una intimidad con el Señor que abrace las Escrituras. Santificar el nombre del Señor va mucho más allá de no profanarlo.
A. III) VENGA TU REINO
Al orar estas palabras, estamos suplicando para que el reino que Jesús vino a anunciar y que está establecido hasta el día de su segunda venida, sea cada día una realidad a ser buscada. Pedir la venida de este reino es una oración misionera. Para que el reino sea establecido implica el esfuerzo, la dedicación y el cuidado del cristiano, pues debemos predicar, evangelizar, distribuir y persistir en el constante esfuerzo misionero.
1 Tesalonicenses 2:9-12 "Hermanos, ustedes se acuerdan de cómo trabajábamos y luchábamos para ganarnos la vida. Trabajábamos día y noche, a fin de no ser una carga para ninguno de ustedes mientras les anunciábamos el evangelio de Dios. 10 Ustedes son testigos, y Dios también, de que nos hemos portado de una manera santa, recta e irreprochable con ustedes los creyentes. 11-12 También saben que los hemos animado y consolado a cada uno de ustedes, como hace un padre con sus hijos. Les hemos encargado que se porten como deben hacerlo los que son de Dios, que los llama a tener parte en su propio reino y gloria."
A.IV) SEA HECHA TU VOLUNTAD ASÍ EN LA TIERRA COMO EN EL CIELO
Esta voluntad del Padre a la que Jesús se refiere es la voluntad revelada en las Escrituras. Su voluntad ya se realiza en el cielo, pero aún no se realiza completamente en la Tierra. El cristiano tiene el deber de orar para que la voluntad de Dios dictada en la Biblia sea cumplida también en la Tierra, en relación a su vida personal, de sus hermanos y de su prójimo. Así, cuando hablamos de la voluntad de Dios, entendemos que este plan eterno de Dios está siendo siempre realizado, ya sea en el cielo o en la Tierra.
Daniel 4:35 "Ante Él nada son los habitantes de la tierra. Él actúa según su voluntad, tanto en el cielo como en la tierra. No hay nadie que pueda oponerse a su poder ni preguntarle por qué actúa como actúa."
Un ejemplo de una oración que el cristiano no debe hacer es orar para que Dios no destruya este mundo, pues ya está decretada en su palabra esta destrucción:
2 Pedro 3:12-14 "Esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios, en el cual los cielos, encendiéndose, serán deshechos, y los elementos, siendo quemados, se fundirán. 13 Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia. 14 Por lo cual, oh amados, estando en espera de estas cosas, procurad con diligencia ser hallados por Él sin mancha e irreprensibles, en paz."
Al orar según la enseñanza de Jesús, debemos buscar conformarnos con la voluntad del Padre. La oración nos ayuda en la obediencia al Señor ya permanecer firmes espiritualmente.
2) PETICIONES RELACIONADAS CON EL HOMBRE
En esta segunda categoría, Jesús nos enseña peticiones relacionadas con nuestras necesidades físicas y espirituales. Estas peticiones son dirigidas al Señor como signo de confianza y dependencia de Él. Aunque estas peticiones aparecen en una segunda categoría para dar lugar en primera instancia a glorificar a Dios, la petición de nuestras necesidades nos muestra el cuidado que Dios tiene con sus hijos.
2.I) EL PAN NUESTRO DE CADA DÍA DANOS HOY.
Con esta simple petición, el cristiano demuestra una dependencia absoluta del Creador. Dios es el Señor de todas las cosas. Esta petición a Dios no omite el trabajo del hombre en ganar su sustento, pero sí refuerza la necesidad que tiene del Señor y reconoce que todo viene de Él. Esta oración debe traer consigo la confianza de que Dios está cuidando de nuestras necesidades en el presente y también en el futuro. No obstante, como menciona en Mateo 6:8 "No os hagáis, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis." Dios sabe de antemano nuestras necesidades y nuestras peticiones.
Romanos 8:27 "Pero el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque Él, conforme a la voluntad de Dios, intercede por los santos." No obstante, el hecho de que cada día debamos orar a Dios por la petición del pan de cada día nos coloca en un lugar de humillación ante Él, pues Él tiene el conocimiento de que cada día debemos alimentarnos. Aún así, espera que nuestras peticiones sean conocidas delante de Él; esto genera una intimidad en oración con el Señor. Imagínate dirigirnos a Él pidiendo por el pan de cada semana o cada mes y no de cada día; Jamás dedicaríamos palabras de oración al Señor a no ser en momentos específicos de peticiones como esas. Por lo que, al orar cada día por nuestro sustento, nos hace acercarnos más al Señor y entablar una intimidada con Él.
2.II) PERDONA NUESTRAS DEUDAS, ASÍ COMO HEMOS PERDONADO A NUESTROS DEUDORES
La petición por el perdón de nuestras ofensas debe ser diaria. La base para nuestro perdón de pecados y salvación es la obra de Cristo en la cruz; Él es quien nos redime y es con base a su obra que obtenemos el perdón que nos libra de condenación. Aunque estemos libres de condenación mediante Jesucristo, cuando se trata de verdaderos cristianos, todavía pecamos a diario debido a nuestra naturaleza pecaminosa; por lo tanto, debemos arrepentirnos y confesar nuestros pecados al Señor.
En los vers
2.III) Y NO NOS DEJES CAER EN TENTACIÓN, PERO LÍBRANOS DEL MAL
Al pedirle esto al Señor, reconocemos nuestra situación frágil y le pedimos que no permita que la inclinación de nuestra naturaleza pecaminosa nos lleve a pecar. Esta expresión se referiría a algo como "no nos dejes caer víctimas de la tentación", ya que la tentación por sí misma no es pecado; el pecado ocurre cuando cedemos a ella. La tentación contribuye a nuestro crecimiento espiritual si logramos resistirla, y esto es solo mediante la gracia de nuestro Señor.
El "mal" citado en esta oración puede referirse a la práctica del mal ocasionada por nosotros, seres carnales, oa la personificación del mal en la figura del diablo y sus ángeles, que es el propio tentador, quien tentó a Jesús siendo Él mismo Dios. y claramente intentará con los siervos del Señor hasta el fin de la existencia. En ambos sentidos, este mal es perjudicial para nosotros. Por eso, es necesario clamar al Señor para que nos oriente y nos libre del mal.